Con doble exposición el INBA rinde homenaje a Elizabeth Catlett en el Salón de la Plástica Mexicana.
Considerada como la mejor escultora afroamericana del siglo 20 en Estados Unidos, Elizabeth Catlett (1915-2012) es motivo de una exposición retrospectiva en el Salón de la Plástica Mexicana (SPM).
Bajo el título Homenaje a Elizabeth Catlett (1915-2012) el SPM celebra el trabajo de una artista que dejó huella no solo en el arte mexicano e internacional, sino como incansable luchadora social. La muestra fue inaugurada en días pasados en el contexto del Día Internacional de los Museos.
La exposición, conformada por litografía, grabado y escultura, 34 piezas en total, se realiza con el apoyo de la familia Mora Catlett y es el recuento de cinco décadas de trabajo de una artista que constituye “un tesoro nacional para México y una leyenda internacional”.
Junto a esa muestra se presenta la colectiva La tercera raíz afroamericana, con obras de 28 artistas, abierta hasta el 1 de julio.
La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lidia Camacho, señaló que, a lo largo de su historia, el Salón de la Plástica Mexicana se ha caracterizado por ser un ámbito incluyente, dinámico y plural.
Recordó en el Día Internacional de los Museos que el SPM, desde su fundación en 1949, ha desempeñado un importante papel en el desarrollo de la plástica mexicana y ha participado de manera activa en las transformaciones que le han dado rostro al México contemporáneo.
Respecto a la colectiva, la titular del INBA dijo que es una reflexión y una valoración de los artistas miembros del SPM de los rasgos multiculturales que enriquecen nuestra identidad.
A través de 40 obras, entre pintura, escultura, estampa, dibujo, collage y arte objeto, de 28 artistas, la gente puede admirar el talento de algunos integrantes del Salón.
Deseo cumplido
El arte de Elizabeth Catlett representa una denuncia, un acto de justicia a la valoración de la estética de la raíz afroamericana y de la cultura mexicana, frente a la extrema discriminación racial y social.
Al ser entrevistado, David Mora, hijo de la artista, señaló que Elizabeth Catlett (1915-2012) “aborda los temas que manejó mi mamá desde el inicio de su carrera: la liberación de las mujeres negras en Estados Unidos, que de manera paralela aborda la liberación de la gente oprimida en todo el mundo y, definitivamente, la opresión de la gente pobre en México”.
Escultora y grabadora, Elizabeth Catlett nació en Washington, DC, EU, en 1915. Estudió diseño, grabado y dibujo en la Universidad de Howard y fue la primera mujer en obtener una maestría en Bellas Artes por la Universidad de Iowa. En 1946 fue reconocida con una beca de la Fundación Rosenwald para producir una serie de grabados en el Taller de la Gráfica Popular de la Ciudad de México, además se inscribió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. En 1947 se casó con el artista Francisco Mora y más tarde se incorporó al Salón de la Plástica Mexicana.
“Siendo de raíz afroamericana, nieta de esclavos, ella siente el duro golpe del tráfico enorme de gente que hubo en América, la cual era traída para trabajar como ganado y que provocó un gran genocidio durante su traslado hacia este continente. Mi madre, consciente de esa situación, hizo una serie que nombró Yo soy la mujer negra”, aseguró David Mora.
Posteriormente, continuó, “al llegar a México empieza a ver una situación diferente, otro tipo de gente, otro tipo de discriminación, pero se enamora del país. Ella se enamoró del mundo indígena, porque son gente íntegra, honesta, trabajadora y bella. Eso lo descubre y lo toma como tema para su obra”.
Esta muestra, dijo Mora, es el cumplimiento de una deseada exhibición que la artista había esperado en México: En el año de 1998, el Neuberger Museum of Art de Nueva York le dedicó una retrospectiva por sus 50 años de carrera, la cual se iba a exponer en el Museo de Arte Moderno (MAM); sin embargo, no se presentó y terminó en Los Ángeles, California.
“Para ella era importante, porque la mayor parte de las piezas las hizo aquí en México, aunque ya eran parte de colecciones extranjeras. Por eso esta exposición cuenta como el deseo de mi mamá de presentar esa retrospectiva. Ésta sería el revival de aquel proyecto, pero con piezas de colecciones mexicanas, entre ellas una del MAM y otra del Instituto Politécnico Nacional”.
Entre las obras de la exposición que el artista recomendó al público está La bañista olmeca,escultura en bronce de casi tres metros realizada antes de 1968 para el IPN.
“Me emociona que se presente también la litografía Tortura de madres, porque entre 1967 o 1968, cuando estaba la lucha por el derecho al voto de la comunidad negra estadounidense, apareció la foto de un niño asesinado por la policía en la revista Life. Mi mamá recuperó esa imagen y con el dibujo del perfil de una madre hizo esta obra”, finalizó David Mora.